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Tras recibir la acreditación oficial del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, Kiyomi Kawaguchi inicia en diciembre del año en curso su misión diplomática como Representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef.
Japonesa de origen y enraizada con Italia por filiación matrimonial, Kiyomi posee una vasta y multifacética experiencia profesional, incluyendo altos niveles de dirección en la cooperación internacional con UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), así como en instituciones financieras del sector privado; se ha desempeñado en varias áreas, realizando abogacía y alianzas estratégicas con diversos sectores, liderizando la planificación y gestión de oficinas, programas, finanzas, movilizando recursos y contribuyendo en la coherencia del Sistema de Naciones Unidas para maximizar la eficiencia en el logro de resultados, alternándose entre países de América, África y Europa.
La nueva Representante de UNICEF en Venezuela expresa: “estoy feliz de regresar a América Latina, región en la que comencé mi carrera profesional en asuntos de desarrollo, aprendí a trabajar con compañeros de gobiernos nacionales, estatales, municipales, así como de la sociedad civil y por la que siento un cariño especial”. Precisamente, una de las experiencias profesionales que más la marcó fue su primer trabajo con UNICEF en la Oficina para Centroamérica y Panamá, ubicada en Guatemala; llegó a Centroamérica en momentos de conflicto armado, teniendo que enfrentar grandes desafíos. Recuerda con especial interés que era la época de la “Revolución de la Supervivencia Infantil”. Menciona la fuerte preparación que tuvieron para lograr “Un Día de Paz” en El Salvador, en el que se hiciese un alto al fuego para que todos los niños, niñas y madres pudieran ser inmunizados.
La impresionó la capacidad de UNICEF junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), de generar una gran movilización social de todos los sectores, confirmando que no hay conflictos cuando se trata del bienestar de la niñez, cita: “eso no hubiera sido posible si no hubiésemos trabajado de la mano con el Gobierno de todos niveles, las organizaciones sociales, de medicina e internacionales, la iglesia, los donantes; cada uno desde su lugar pudo realizar una valiosa contribución pero juntos conseguimos mayor impacto. Éste es el valor agregado de UNICEF, basado en evidencias, actuar como un catalizador, un movilizador, lograr diferir las rivalidades que escapan a la niñez y articular redes multisectoriales, priorizando los derechos y protección de los niños, niñas y adolescentes”.
En su misión con UNICEF en Brasil se aproximó al manejo de brechas socio-económicas, de la disparidad, con medidas de redes de seguridad en servicios sociales; también fue parte de una relevante movilización social en torno al registro de nacimientos. Asimismo, acompañó el trabajo con adolescentes en plataforma urbana, incluyendo el tema de justicia penal infantil y “comunicación por adolescentes para adolescentes”, aspectos que se asemejan a la labor en la que UNICEF en Venezuela viene acompañando los esfuerzos nacionales desde 2009 y hasta 2013, en el actual Programa de Cooperación.
La Representante cree en la Cooperación Sur-Sur y está dispuesta a contextualizar sus conocimientos para ser útil en el intercambio de “mejores prácticas” entre naciones latinoamericanas que impulsa el Gobierno de Venezuela; rescata como ejemplo su vivencia en Brasil con el PMA , sumando experiencia en promover la cooperación horizontal participativa con liderazgo del gobierno de los países en África, Asia y América Latina en seguridad alimentaria y nutricional, mediante iniciativas de capacitación, asistencia técnica y gestión de conocimientos en alimentación escolar, educación nutricional, agricultura familiar, legislación y marco financiero, entre otras.
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Una experiencia de desplazamiento temporal le hizo reconocer directamente la perspectiva de las víctimas de emergencias y crisis causadas por fuerzas naturales o por el hombre. En sus palabras: “aprendí que hay que escuchar a la gente, especialmente a la niñez, a la adolescencia, sus sentimientos y necesidades, las soluciones que plantean, porque no todos los remedios sirven a todos por igual; esto aplica tanto para las emergencias como para la vía hacia el desarrollo social que perseguimos”. Reafirmó el valor de la familia, la importancia de que particularmente los niños, niñas y adolescentes cuenten siempre con apoyo familiar y social, más aún en etapas difíciles.
Kiyomi combina la disciplina, mente analítica y capacidad de organización asiática con el carisma y empatía latinos: se distingue por mantener siempre una sonrisa, actitud amigable y positiva hacia quienes le rodean y es optimista hacia los desafíos que enfrenta. Afirma que siempre supo que volvería a UNICEF porque la niñez es la generación del presente y del futuro, es la mejor inversión posible, la que ofrece el mayor retorno: “si no invertimos hoy en la generación del futuro, ¿qué esperamos para el futuro del planeta y la humanidad?”.