“La buena gerencia se viste de mujer” por @NoelValderrama

La revolución francesa se sustentó en los ideales de fraternidad, libertad e igualdad; pilares fundamentales que buscaban dar respuesta a una sociedad ahogada; principios que contribuyeron al desplome del Estado existente hasta el momento.    
Pero esos ideales evolucionaron hacia el anhelo norteamericano de crear una sociedad de hombres con derechos inalienables y con la aspiración individual de tener las mismas oportunidades para aspirar a su felicidad.   
A través de los años, esos derechos de una sociedad primitiva fueron permitiendo la incorporación de los excluidos; esclavos, indios, mujeres y extranjeros que aportaron el crecimiento necesario para crear una de las más perfectas sociedades nunca antes vista. Así, 
Estados Unidos aportó para el mundo un sistema imperfecto, pero perfectible que permitió el desarrollo del ser humano desde sus ambiciones y capacidades para lograr su propia felicidad.    
En esa evolución en la que algunos seres humanos pasaron de ser considerados como gusanos para convertirse en miembros plenos de esta sociedad, otorgó al mundo el sistema de igualdad más perfecto de la historia, la igualdad de oportunidades. Su creación dio un giro al desarrollo del individuo permitiéndole que, soportado en su talento, pudiera alcanzar los niveles de enriquecimiento y aprendizaje que de otra forma nunca hubieran sido posibles.    
Este sistema de derechos individuales y oportunidades permitió que los latinos, en Estados Unidos, sean hoy una fuerza tan influyente como nunca,  permitió que un negro se convirtiera en presidente  y que una mujer fuera Secretaria de Estado y otra, candidata presidencial.    
Con el sistema se facilitó el hecho de que mujeres se convirtieran en jefes de Estado y permite que, día a día, las féminas controlen empresas por todo el mundo, demostrando mejores resultados financieros y operativos que los hombres.    
Hoy en día  la mujer es la que más se beneficia  de este sistema de oportunidades, la que ha sabido aprovechar su inteligencia para dotarse de herramientas que le permitan ser mejores en las posiciones que ocupan.    
Aquel camino construido por Indira Gandhi, Margaret Thatcher, Corazón Aquino y Violeta Chamorro fue el primer paso para que Michelle Bachelet, Ángela Merkel, Cristina Fernández y Dilma Rousseff continuaran avanzando y para que Irene Rosenfeld (presidenta de Kraft Foods), Indra Nooyi (presidenta de Pepsi Cola) y Sheryl Sandberg (directora operativa de Facebook) sean hoy reconocidas como las tres gerentes más poderosas del mundo.    
En el caso venezolano, han sido muy pocas las mujeres que han tenido la oportunidad de demostrar su valía gerencial y sin embargo, los ejemplos han sido contundentes. Sofía Imber, Irene Sáez y Cecilia García Arocha demostraron que por su propio talento se podían ganar un puesto en la historia.    
El talento demostrado recurrentemente por la candidata presidencial María Corina Machado y por la candidata a la alcaldía de Lechería, Olga Morey, significan para nuestra nación y ciudad, respectivamente, un logro incalculable de éxito para todos los ciudadanos por contar con excelsas mujeres.    
He oído a María Corina, sus principios demuestran que es una mujer implacable contra la corrupción, ineficiencia e inseguridad. Conozco a Olguita y sé que es una mujer que transformará al municipio y hará de él, la ciudad transparente, desarrollada y segura que todos deseamos. Venezuela y Lechería se merecen gobernantes éticos, transparentes, que caminen con sus ciudadanos y que no hacen de la política una plataforma para hacer dinero o manejar el poder. Mientras os candidatos de los partidos "luchan" entre ellos, éstas mujeres caminan con los ciudadanos para conocer sus problemas y proponen soluciones. Es momento de darle la oportunidad a estas brillantes, luchadoras y capaces mujeres; es momento de rescatar la ética y que los gobernantes respeten a sus ciudadanos. Es el mejor momento para que María Corina Machado y Olguita Morey gobiernen y lo harán.

[Fuente: @NoelValderrama]