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John, un joven de familia humilde nunca había tenido nada fácil en la vida, su padre abandonó a su madre alcohólica cuando John tenía apenas seis años de edad, tuvo que trabajar limpiando zapatos y repartiendo periódicos para ganarse la vida y poder pagar sus estudios.
En la universidad conoció a Mary, una chica de buena familia, con mucho dinero, muy fina y de gustos muy caros; John logró que esa chica tan espectacular comenzara a salir con él, estuvieron juntos gran parte de la carrera, el día después de la graduación, él, que estaba total y completamente enamorado de ella, le pidió matrimonio.
Ahí recibió el golpe más duro que le habían dado en su vida, ella lo rechazó fríamente con las siguientes palabras: “¿Tu crees que yo podría casarme contigo?, lo que tu ganas al mes, yo me lo gasto en un día, tu no eras más que un juego para mi, ya estoy graduada y ahora buscaré a alguien de mi nivel con quién casarme. Olvídate de mi y encuentra a alguien de tu misma clase ¡Adiós!”.
John jamás pudo olvidar ese momento, ese rechazo, esa frialdad con que lo rechazó Mary se quedó grabado para siempre en su alma y en su corazón.
Diez años después, el destino quiso que se encontraran en un centro comercial…
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Al verse, se reconocieron, ella se acercó a él y le dijo: “Me casé con un hombre digno de mi, que gana más de 20.000 dólares al mes… sabes que jamás habrías podido haber superado eso”. El chico – que ya era un hombre –, luego de escuchar la forma tan despectiva como ella se dirigió a él tras diez años sin verse lo único que hizo fue controlar sus lágrimas y guardar silencio.
Justo en ese momento, el esposo de la mujer se acercó a donde estaban ellos y antes de que Mary pudiese decir o hacer algo, su marido reconoció de inmediato a John y le dijo: “¿Señor? ¡Buenas tardes señor!”.
John muy educadamente le respondió: “Buenas tardes….” e hizo un gesto como de que no recordaba el nombre del hombre, que de inmediato le dijo: “Soy Anderson, señor, el director de proyecto 2”.
En ese momento, el marido voltea a hacia la esposa y le dice: “Querida, no se si lo sabías, pero él es mi jefe. Es el inversionista principal del proyecto en el que estoy trabajando, el que destinó 100 millones de dólares para que se hiciera realidad”.
La mujer quedó en shock por lo que acababa de escuchar.
En ese momento John sonrió y dijo: “Bueno, señor Anderson, debo irme. Tengo muchas cosas importantes que atender. Un verdadero gusto haberlo visto hoy”, luego volteó hacia Mary y le dijo: “Señora, hasta luego”.
Se despidieron y cada quien tomó su camino.
Después de salir del shock en el que se encontraba, la mujer le preguntó a su esposo con algo de incredulidad: “¿Ese era tu jefe”. “Sí cariño. Es un hombre bastante humilde, dicen que su vida fue muy dura y triste. Incluso se comenta que una vez amó a una mujer y cuando le pidió matrimonio ella lo rechazó porque, en aquel momento, él no tenía dinero”.
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“Por eso, él trabajó muy duro hasta lograr convertirse en el hombre súper exitoso que es hoy día. A pesar de que ahora es multimillonario y gana millones de dólares al mes, mucha gente comenta que nunca pudo superar el rechazo de aquella mujer y por eso sigue soltero. ¿Te imaginas lo que pensaría esa mujer si lo viera ahora? ¡No puedo imaginármelo”.
Esa noche, la mujer no pudo dejar de llorar y de maldecirse a sí misma por haber sido tan miserable.
