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La edición número 66 de los Emmy funcionó como un gran homenaje al final de «Breaking Bad», que se llevó el premio a mejor serie dramática y un buen puñado de galardones, incluidos sus protagonistas, Bryan Cranston (que dejó para el recuerdo su apasionado e interminable beso con Julia Louis-Dreyfuss) y Aaron Paul. Su dominio en la categoría fue tal que apenas dejó migajas a sus competidoras: «Juego de Tronos», «House of cards» y «Mad Men» encabezan la lista de las grandes derrotadas.
Para «Juego de Tronos», que ha conseguido con su cuarta temporada sus mejores datos históricos de seguimiento, cada entrega de premios supone una decepción. Su mejor baza era Peter Dinklage, pero sufrió el efecto «Breaking Bad» y se fue con las manos vacías, a pesar de haber brillado como nunca en su papel de Tyrion Lannister. Las constantes bromas sobre la serie, con pullas a George R. R. Martin para que se dé prisa en escribir los libros, no fueron el anticipo de un reconocimiento en forma de galardones.
«House of cards», que abandera la revolución de los formatos televisivos que propone Netflix (series en streaming disponibles íntegramente, del primer al último capítulo), no pudo repetir su buen hacer en la edición anterior (tres premios). Robin Wright, que contaba con el respaldo de su reciente Globo de Oro, vio cómo salió triunfadora Julianna Margulies por «The good wife». Kevin Spacey, brillante en el rol de Francis Underwood, se quedó una vez más con las ganas.
El mismo rictus de perdedor que se le puso a Jon Hamm, que nunca ha sido capaz de ganar un Emmy a pesar de ser mundialmente conocido por su papel de Don Draper en «Mad Men». Serie que ha ido perdiendo fuelle pero a la que tal vez le reserve la academia de televisión un homenaje similar al de «Breaking Bad» una vez se emita su última tanda de capítulos. Producciones de nuevo cuño como «Orange is the new black» y «Silicon Valley» tendrán que esperar a una próxima oportunidad.
Premio menor para «True Detective»
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«True Detective» llegaba a los Emmy subida a la ola del fervor con que fue acogida su primera entrega y con el runrún del posible triunfo de Matthew McConaughey, que le habría convertido en el primer intérprete en ganar Oscar y Emmy en el mismo año. Las cámaras buscaron constantemente al actor texano pero, una vez más, ese seguimiento no resultó premonitorio. Sí cantó victoria como mejor director Cary Fukunaga, el responsable de plasmar en imágenes los guiones de Nic Pizzolato.
Fuente [Laguiatv.abc.es]