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El sexo anal, una práctica tan habitual como tabú, que sigue rodeada de mitos y dudas. Más allá de las creencias que prohíben este tipo de prácticas, casi todo el mundo tiene ideas preconcebidas sobre la penetración anal. Aquí te resolvemos las más comunes.
El sexo anal duele
La penetración anal puede ser dolorosa si se hace de forma brusca o sin cuidado. El ano no tiene la capacidad de dilatación ni la lubricación de la vagina así que no se puede tratar igual. Es recomendable comenzar introduciendo un dedo para ir acostumbrando a la sensación. Es posible que se necesiten varias sesiones hasta poder llegar a introducir el pene. De esta forma no tiene por qué doler en absoluto.
El sexo anal es sucio
La idea de que con el sexo anal nos podemos manchar de materia fecal es una de las grandes preocupaciones de l@s que se plantean esta práctica. Lo cierto es que el ano y la parte baja del recto no contienen heces de por sí. Aunque puede haber cierta suciedad no es nada alarmante y se puede resolver con una cuidadosa ducha.
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Solo los hombres homosexuales disfrutan del sexo anal
Si piensas que solo los gays practican sexo anal estás equivocad@. Según el informe Durex de 2012 un 30% de las personas heterosexuales practican sexo anal. Además, a efectos prácticos, no tiene sentido que los homosexuales disfruten más de la penetración anal teniendo en cuenta que todos tenemos las mismas terminaciones nerviosas en esa zona, independientemente de la orientación sexual.
El sexo anal provoca hemorroides
La penetración anal brusca puede dañar la musculatura del ano y provocar o empeorar las hemorroides. Si el sexo anal se hace bien, despacio y con lubricación suficiente este daño no se produce y de hecho puede aliviar las molestias por hemorroides. Eso sí, no está recomendado si hay fisuras.
Solo las prostitutas practican sexo anal
A pesar de ser una práctica bastante tabú, las encuestas demuestran que el sexo anal es practicado por un 46% de las mujeres. No es necesario que te paguen para querer practicar sexo anal, puede ser algo muy placentero para la mujer y de hecho muchas afirman llegar a orgasmos “distintos” con la penetración anal.
Si haces sexo anal es que tu vida sexual es plena
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El sexo anal es una práctica más. Actualmente muy fantaseada tanto por hombres como por mujeres sobre todo por su carácter tabú. Si no te apetece, no te atrae la idea, lo has probado y no te ha gustado o tienes cualquier otra razón para no practicarlo por supuesto estás en tu derecho y no por eso tu vida sexual va a ser peor. De hecho, para una vida sexual plena, de lo que se trata es de tener la libertad de decidir y disfrutar.
Si no haces sexo anal es que eres una reprimida
Si no practicas sexo anal, oral, utilizas juguetes eróticos o haces ciertas posturas no significa que seas más o menos abierta en el sexo. Se puede decir que una persona es cerrada en el sexo si sus decisiones de poner en práctica algo se basan en mitos que no se paran ni a reflexionar. Una vez en poder de toda la información estamos en nuestro derecho de decidir si queremos practicarlo o no y esa decisión no debe ser juzgada.
No es necesario usar condones para el sexo anal
Es imposible el embarazo practicando sexo anal pero la posibilidad de contagio de ETS es mayor que con el sexo vaginal debido a que en el ano se producen más microlesiones que en los genitales. Además, las bacterias del ano pueden irritar la uretra del pene. Si a esto le sumamos que el preservativo tiene lubricante que pueden facilitar la penetración casi podemos decir que el uso del condón es muy importante en el sexo anal.
El ano se da de sí
La musculatura del ano tiene una capacidad de dilatación más que suficiente para albergar un pene. La práctica repetida del sexo anal no puede dañar los músculos ni dar de sí el esfínter anal. Si así fuera las personas que disfrutan de la penetración anal sufrirían más incontinencia fecal que las que nunca lo han practicado y no hay ninguna evidencia de esto.
El sexo anal es antinatural
El sexo anal no es algo nuevo. Ha sido practicado durante siglos por parejas homosexuales y heterosexuales. Muchas mujeres preferían practicar sexo anal al vaginal para conservar su «virginidad” y también es conocido que era una práctica valorada en la antigua Grecia. Aunque el ano no esté hecho específicamente para recibir penes, utilizamos muchas partes de nuestro cuerpo para acciones “no naturales”; desde la boca para el sexo oral hasta los ojos como elemento decorativo o las manos para teclear el ordenador.
Fuente [Tendencias.yahoo.com]