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Cuando Nokia presentó hace unas semanas su nuevo Lumia 920, además de la cámara, de Windows Phone 8 y de la carga inalámbrica, hablaron de algo a lo que quizás no se ha prestado demasiada atención: la tecnología táctil de su pantalla. En ese momento dijeron que se podría usar incluso con guantes, pero la pantalla del 920 va mucho más allá.
Aunque las pantallas capacitivas actuales son realmente buenas (y muy precisas), dejan de funcionar bien en cuanto nos ponemos guantes o lo usamos con cualquier objeto que no sea nuestro dedo. Sin embargo, el Nokia Lumia 920 va a tener una pantalla muchísimo más sensible, que reconocerá prácticamente cualquier objecto con cierta capacidad de conducción eléctrica.
Por lo tanto, no sólo seremos capaces de usar el teléfono con guantes o con las uñas. La sensibilidad de la pantalla es tal que reconocería incluso pulsaciones hechas con cubiertos.
Uno de los problemas que se planteaban con una pantalla tan sensible era que se podría reducir mucho la vida de la batería. ¿Cómo? Fácil: al meter el teléfono en un bolso o en el bolsillo, una moneda, llaves o cualquier cosa podría ser detectada como una pulsación. Si la pantalla está encendida, al seguir recibiendo pulsaciones no se apagaría, y por lo tanto acabaría con la carga del móvil en unas pocas horas.
Sin embargo, desde Nokia aseguran que la pantalla táctil no afectará a la vida de la batería. Imagino que además de mejorar la sensibilidad, habrán mejorado el reconocimiento de pulsaciones no intencionadas, y que también usarán el sensor de proximidad para saber cuándo el móvil está en un bolsillo y no en la mano o en una mesa.
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También explican que a pesar de ser más sensible, será igual de resistente a los golpes y al agua. La mayor parte de las innovaciones técnicas en la pantalla son obra de Synaptics, una empresa que os sonará mucho si alguna vez habéis toqueteado los trackpads de portátiles y sus drivers: son los líderes en este aspecto, y han trabajado bastante con Nokia.
Ahora sólo falta tener el terminal entre nuestras manos para comprobar si realmente estas mejoras se traducen en una mejor experiencia de usuario o si, por el contrario, son más incómodas y tienen más “pulsaciones fantasmas”. Personalmente, me decanto por lo primero.