«Nuestros guerreros caciques», por @Glimargica

Aunque no es muy fácil estacionarse por el lugar donde fue construido debido a que se trata de una vía rápida en la ciudad capital de Venezuela, Caracas, se puede apreciar una excelente obra que rinde homenaje a esos grandes guerreros indígenas quienes en su oportunidad lucharon y dieron sus vidas por defender a su gente.

Se trata de un museo situado en el medio de la autopista Francisco Fajardo, a la altura del paseo Los Ilustres, cercano a la entrada de Fuerte Tiuna, el cual puede ser visto en ambos sentidos de la vía. Allí se encuentran unas inmensas placas que reflejan los rostros de estos grandes hombres cuyos nombres están siempre presentes en la vida de los caraqueños, pues son epónimos de muchas urbanizaciones y municipios de la capital.

Guaicaipuro o “púa aguda” nació en la región de los Caracas. Hombre de gran coraje, fiero y conductor de pueblos cuyo mérito fue acaudillar la resistencia contra los españoles. Después de dura intransigencia y muchas batallas defendiendo a su pueblo, los invasores lo acorralaron y le prendieron fuego a su casa, quizás la única manera posible de darle muerte.

Baruta, hijo de Guaicaipuro, recibió de manos de su madre el penacho con las cuatro plumas rojas que siempre habían cubierto la cabeza del valiente cacique y con ellas como amuleto defendió con honor la sangre de su pueblo y su padre, derramada por aquellos usurpadores quienes les arrebataron además su tierra.

Tamanaco, cacique de los mariches y de los quiriquires, se destacó por su valor y sentido de la organización, fue el gran coordinador de la guerra contra el invasor. Este hombre, casi convertido en leyenda, tenía la misión de propiciar la alianza entre las diferentes tribus.

Su gran valor lo demostró cuando una vez hecho prisionero y condenado a la horca, le propusieron la oportunidad de salvarse si aceptaba luchar contra un feroz perro que había sido entrenado para el ataque. Una vez aceptada la propuesta el combate comenzó pero la maldita fiera, después de destrozarle las piernas, le dio una fatal mordida en la garganta.

Catia era un gran estratega en el desplazamiento y tenía mucha tenacidad. Nunca vaciló para entrar en combate. También fue piache, tenía conocimientos de hechicería, artificios mágicos y sabía de artes curativas. Le gustaba enseñar a los jóvenes guerreros.

Tiuna creció bajo las enseñanzas de Catia quien le enseñó todos los secretos de la guerra y el gobierno. “Luz del amanecer y caudal de agua cristalina” fue llamado Tiuna por su madre debido a su carácter dulce y transparente, cualidades que marcaron la personalidad de este gran guerrero Caribe.

Se pueden aprovechar los días libres para visitar este digno y maravilloso lugar donde además de los nombrados hay muchos otros rostros de caciques también destacados en la historia de nuestro país que ofrendaron su vida en le defensa de su pueblo.

Gliceria Gil