“Perdónanos Divina Pastora” por @gvallejob - Lea Noticias

“Perdónanos Divina Pastora” por @gvallejob

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Despuntaba el alba del 26 de Mayo de 2.011 con un hecho abominable al que no daba crédito ningún larense, nuestra Divina Pastora, símbolo de la fe católica, había sido víctima como tantos de sus fieles, de un cobarde ataque con arma de fuego.

El mes de Mayo fue particularmente perturbador, situaciones de enfrentamiento entre barquisimetanos por la invasión a un edificio en la Av. Vargas, la detención de los responsables y su posterior liberación expresa, mantenían a la población en permanente preocupación por el destino de los derechos de propiedad consagrados en la Constitución, y cuando uno cree que ya no hay nada más grave que pueda sorprendernos y para cerrar el mes, alguien se da las mañas y nos lastima en lo más sagrado: ¡Nuestra Madre!

Una confusión de sentimientos de ira, dolor e indignación, embargaron los corazones, no sólo de los larenses, sino de todo el pueblo venezolano, era inconcebible que alguien atentara contra los aspectos más sagrados del ser humano, su moral, su bondad, su fe. El ataque no fue contra una imagen, fue contra toda la población, fue un mensaje de desprecio, de desafío, un mensaje de que quienes actúan así, no tienen respeto ni temor por nada ni nadie.

Como ocurre con tantos otros hechos dantescos a los que triste y pasivamente nos hemos ido acostumbrado, no hubo autoridad política, ejecutiva, civil, militar o policial que esa mañana no se apresurara a condenar con su retórica el macabro hecho, pero como dice el viejo adagio popular: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho…”

Inmediatamente se activaron las investigaciones que desde lo más alto del gobierno central, regional y municipal, se comprometían a que este no fuese otro más de los millones de casos que duermen en la hiel de la impunidad. Se organizaron vigilias de desagravio, autoridades políticas, clérigos y la feligresía, respondieron para pedir perdón en oración. Inmensas y nutridas caminatas daban cuenta de que no estaríamos dispuestos a olvidar y que el dolor no desaparecería hasta dar con los responsables…

Pero tristemente, nuestra patológica indiferencia, el egoísmo de creer que sólo lo nuestro, lo más cercano, es lo importante, y que nada de lo malo que sucede en la sociedad nos puede afectar hasta que se nos estrella en la cara, comenzó a hacer su lúgubre trabajo. El implacable tiempo comenzó a borrar de nuestra conciencia lo grave del hecho. Una o dos semanas después, ni la Divina Pastora era noticia, otros hechos noticiosos fueron sepultando en el olvido, nuestro “dolor”…

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Transcurrieron los meses, unas capas de pintura y la restauración de las imágenes fueron la respuesta de las autoridades civiles. Con eso podrán atender lo físico, el ícono de una plaza, la decoración, lo superficial, pero el fondo queda intacto, nos lastimaron y nadie pudo hacer nada para hacer justicia. La conclusión de fondo es que; o somos realmente incapaces de hacer y aplicar justicia, o que la corrupción y la polarización política nos desbordaron a tal punto que ni lo más sagrado tiene garantías.

Hoy, a la víspera de tu visita 156 a Barquisimeto, rodeada como siempre de millones de personas que te acompañan con fervor, entre propios y visitantes, no faltará quien se dé golpes de pecho y se rasgue las vestiduras recordando que hace 234 días fuiste agredida salvajemente por almas malvadas que entre nosotros probablemente te acompañen o sigan tu imagen a través de las cámaras de TV. Como mínimo, dos millones de acompañantes que por más de 7 meses se olvidaron de ti, de tu amor y del compromiso de que eso no debimos permitir que también se quedara así.

En nombre del pueblo que en procesión te sigue con fe y no sólo te acompaña como quien asiste a un desfile de farándula, suplico tu infinita misericordia y te pido perdón por tanta indiferencia, por aquellos que se acuerdan de ti sólo los 14 de Enero. Te pido humildemente que ilumines nuestras almas y nos hagas más sensibles al dolor del prójimo. Así como en 1855 atendiste nuestra plegaria y nos libraste del cólera, ayúdanos a librarnos de esta plaga de indiferencia que hoy reina por nuestro vil egoísmo.

A los aberrados que atacaron nuestra fe, debo decirles que no lograron su objetivo, hoy más que nunca María y su amor viven en nosotros, nuestra fe crece a pesar de su maldad y aunque los hombres no seamos siempre capaces de hacer justicia, El Supremo se encargará de juzgarlos. Su piedad y misericordia son tan grandes como implacable sería su penitencia. ¡Arrepiéntanse!

Gonzalo Vallejo

[email protected]

Twitter: @gvallejob

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