“Por los caminos verdes”, por @glimargica - Lea Noticias

“Por los caminos verdes”, por @glimargica

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Los poetas dicen que el verde es el color de la esperanza. Si de “sumergirnos” en esta maravillosa paleta de distintos tonos verdosos, delirio de cualquier pintor, se trata, lo podemos lograr dando un paseo por sitios exuberantes de nuestro país, vírgenes diría yo, atravesando la vía que va desde San José de Guanipa, mejor conocido como El Tigrito, en el sur del estado Anzoátegui, hasta Santa Bárbara, en Monagas, admirando desde otra dimensión la inmensa Mesa de Guanipa.

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Aunque parezca mentira, la ruta posee una carretera en muy buenas condiciones y, salvando algunas curvas un tanto peligrosas, nos invita a regodearnos con la belleza natural que observamos a ambos lados, en un periplo durante el cual se recorren aproximadamente 174 kilómetros, en un tiempo que puede durar dos horas y media.

Muchos caseríos, pueblos y localidades se divisan en el trayecto, cada una de ellos con un mágico esplendor que invita a detenerse para contemplar las costumbres de los coterráneos acostumbrados a las labores y faenas del campo.

Es un paisaje donde predomina la mesa plana, una vegetación de bosque seco tropical y los principales ríos son Tonoro, Maniral, Cari, Oritupano y Guanipa.

El pueblo de La Mata es uno de los principales, al igual que San Andrés donde está una alcabala de la Guardia Nacional. Al pasar de ahí, el trinar de una bandada de pajaritos nos da la bienvenida y entonces nos percatamos que llegamos al pueblo denominado Periquito.

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Este delirante y tan gorjeante sonido nos acompaña hasta de igual manera ofrecernos la despedida, para continuar nuestro viaje hacia Aguasay, en los predios del estado Monagas, uno de sus trece municipios.

Aguasay fue fundado por Juan de la Mata, el 23 de agosto de 1.796, por lo tanto es de origen colonial, así lo evidencian también su plaza central y la iglesia. Su economía es bastante diversa. Hay producción de merey, frijoles, yuca, cambures e incluye la explotación petrolera.

A pesar de conocerse como un municipio petrolero, por muchos años la mayoría de las mujeres se han dedicado a cultivar y trabajar la fibra de la curagua, una planta de la familia de las Bromelias de la cual se obtiene un hilo muy delicado pero resistente, con la cual tejen bellísimos chinchorros que son emblema y orgullo patrimonial de los habitantes de esta localidad, aún cuando, hoy en día, su producción ha mermado.

Con curagua también se hacen muñecas y bolsos. Para la fabricación del chinchorro asimismo se suele utilizar el moriche.

Al dejar Aguasay, donde además preparan botellas milagrosas para curar todo tipo de males del organismo, llegamos a Santa Bárbara, donde la economía es predominantemente agrícola y se consigue maíz, ajonjolí, soya y sorgo.

Esta ruta converge en una gran redoma con la imagen de la Virgen, especie de encrucijada que, según sea la dirección que el viajero lleve, puede dirigirse a Maturín, Caripe o hacia Urica-La Ceiba, ya en terrenos anzoatiguenses.

En las próximas vacaciones dese la vueltica, circule por estos caminos verdes, para que disfrute del llano bajo, sabanas, farallones y el hermoso color de la naturaleza en todo su esplendor.

Por Gliceria Gil @glimargica.

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