«Por una Venezuela más tolerante», por @ASTRIDSP79

Hablar de tolerancia en uno de los tiempos más turbulentos que hemos vivido en los últimos años de este país, puede ser un gran riesgo, pero hoy lo voy asumir. Alguien tiene que hacerlo.

Las diferencias, las injusticias, las inconformidades, la rabia acumulada que sentimos porque no podemos estar mejor empezaron a drenar hasta un punto que explotó y ahora estamos en guerra no con el mundo sino con nosotros.

Vivimos tiempos en los que el argumento pasó a segundo plano y el insulto es el que se adueñó de nuestro diario existir. Desde que salimos de la casa, estamos a la defensiva, por el país, por el gobierno, por la oposición, por las medidas, tomadas o no tomadas, por lo que sea. En eso se nos va el día. No juzgo el sentimiento, las emociones, las realidades que nos llevaron hasta aquí, de hecho, las defiendo, pero hay que cambiar la perspectiva.

Intentar hacerse el loco sería imposible y hasta incorrecto. Lo que sucede en Venezuela, la violencia que nos envuelve tiene que parar. Los días siguen pasando y los hechos van aumentando. El nivel de lo que hemos visto esta semana debe hacernos despertar de una mejor forma.

No debe ni puede ser fácil para alguien tratar de trajinar como si nada y no reclamar por la cola, los precios caros de los productos o la ausencia de ellos, o la falta de futuro, pero debemos reconocer que esto, lo padecemos todos.

Es necesario, ser tolerantes con el otro y no seguir juegos peligrosos que, al final, no dejan buenos resultados. El radicalismo sólo le hace bien al que pretende dividir y al país le hace falta unión, a pesar de sus circunstancias.

No podemos pasar más tiempo confrontando con armas diferentes y desde esquinas diferentes, se hace urgente la conciliación. Al país le hace falta tolerancia aunque no suene digerible el término.

Aquí hay que reconocer lo negativo, lo que nos ha herido porque la página no se puede pasar así de rápido, pero debemos aprovechar los verdaderos llamados, los sinceros. Esta semana surgió ese llamado que puede ser el milagro: el Vaticano quiere ser ese punto medio que hace falta en el país para empezar a ponernos de acuerdo.

Aprovechemos ese llamado que se hace desde la iglesia para reconocer que no queremos más muertes, pero sí el derecho a evitarlas. No nos sentemos a engañarnos, sino a tolerarnos. Pensemos por un momento que estamos claros en que no coincidirán nuestras visiones, pero sí nuestras intenciones.

Cuando hay problemas, la opción más inteligente es llegar a un acuerdo sin trampas con el árbitro correcto, ese que parece haber aparecido para determinar cuáles son las reglas que no debemos romper para ganar. En este momento tenemos que ganar todos, como nunca.

Amigos, el país somos nosotros y espera más de quienes lo padecemos. Esto es un dolor nacional. Repudiemos al que toma el camino equivocado, pero no lo emulemos. Seamos tolerantes, busquemos el humo blanco y dejemos de enfrentarnos. Respetémonos.

Astrid Silvestri / @ASTRIDSP79