Las lujosas residencias que poseía la familia del líder libio Muamar Gadafi fueron los primeros blancos del saqueo de los vándalos y los rebeldes que tomaron la capital de Libia el fin de semana.
Uno de los hijos de Gadafi, al-Saadi, era amante de los automóviles veloces, de los yates y del futbol, y su villa con playa estaba atestada con sus caros juguetes. Su hermana Aisha vivía en una mansión de dos pisos con piscina techada y sauna.
Los rebeldes, luego de expulsar a los guardias, destrozaron y saquearon las residencias, símbolos de los excesos de la familia Gadafi. Algunos vecinos deambularon el miércoles sobre los escombros mientras manifestaban ira por la riqueza y la ostentación de los Gadafi.
"No puedo creer lo que estoy viendo", dijo Muftah Shubri, quien vive en el barrio de Nofleen en Trípoli, mientras caminaba por un tramo con césped hacia la amplia piscina techada en la residencia de Aisha. En la alberca todavía flotaban una pelota y una pequeña lancha de plástico.
Gadafi gobernó 42 años a Libia, en un régimen que cada vez parecía más un negocio familiar. El gobernante repartía sectores clave de intereses, desde el petróleo hasta la seguridad, entre sus seis hijos.
El lunes, un día después de que los insurgentes ingresaron a Trípoli, unas 200 personas irrumpieron en la casa de al-Saadi en el Mediterráneo, dijo Seifallah Gneidi, un rebelde de 23 años de edad que participó en el saqueo.
Gneidi afirmó que al-Saadi tenía cuatro automóviles —un BMW, un Audi, un Lamborghini blanco y un Toyota— y que los cuatro desaparecieron durante el saqueo. Su afirmación sobre el destino de los vehículos no pudo ser verificado.
[Fuente: Excelsior]