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El compromiso es fundamental para un momento como el que está viviendo la república. El compromiso es esencial para crecer y desarrollar las acciones necesarias para la refundación de la democracia venezolana.
El país no aguanta más deserciones, más medias tintas y discursos ambiguos. Venezuela anhela un compromiso de todos los venezolanos, y sobre todo de aquellos que desean una representación popular, para enrumbar a nuestra tierra hacia nuevos horizontes.
Los venezolanos aspiran que quienes sean los representantes de la democracia estén claros de cuál es su rol en la nueva legislatura, la cual con seguridad estará dominada por diputados unitarios.
Los demócratas no podemos darnos el lujo de poseer personas que no estén comprometidas con el cambio en el país, que se arrodillen ante el primer ofrecimiento y traicionen la voluntad de la ciudadanía.
Hemos sufrido, en esta legislatura que termina, los afanes totalitarios de quien preside el ente parlamentario, hemos visto el frenético comportamiento de aquellos que odian la libertad y la desean pisotear con leyes injustas.
No obstante el tema que más ha golpeado a la Unidad en el parlamento es la acción desleal de algunos que siendo electos diputados de un pueblo que añora y lucha por un cambio, se venden cual Judas Iscariote por 30 monedas de plata.
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Y es que en Venezuela le hemos visto, fuera de Semana Santa, el rostro de los Judas sin compromiso de la política nacional.
Los casos más resonantes han sido de algunos jóvenes dirigentes que le dieron la espalda a los principios que inspiraron al noble Movimiento Estudiantil y al pueblo que los eligió, ante eso existe un clamor popular, en todos los rincones del país, para que evitemos a los Judas de la política.
En estos días santos se estila en los pueblos de Anzoátegui la quema de Judas y la lectura del testamento del hombre de entregó al Señor, si de acciones recientes se tratase habría que leer públicamente el dossier de acusaciones morales y políticas.
La lista de candidatos que emergen de las primarias debe poseer un compromiso real con los postulados de libertad, democracia y progreso que aspiran la mayoría de los venezolanos.
Es el momento de echar a un lado a los Judas de oficio, a quienes sólo buscan intereses personales para garantizar una efectiva, sólida y confiable mayoría parlamentaria.
La carencia de compromiso dice mucho del talante moral de un dirigente político, de allí que debemos evaluar bien a la hora de aupar a nuestros seguros diputados en la Asamblea Nacional.
Por abordar este asunto tengo la obligación de emitir algunos criterios alrededor de las últimas declaraciones del gobernador Henry Falcón, quien firmó la solicitud que el Gobierno nacional promueve sobre las sanciones que el Ejecutivo norteamericano decretó contra funcionarios del madurismo.
Posiciones como estas son alarmantes, y deben preocupar a todos los que defendemos la libertad nacional y el cambio de gobierno.
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El gobernador Falcón no firmó por nacionalismo la carta madurista, porque el decreto de los EEUU alude a funcionarios y no a la nación como tal, sino que lo hace como una especie de «puente político» hacia el Gobierno colocándose a espaldas de la Unidad Democrática.
La MUD debería exigirle al Gobernador que aclare dónde están sus lealtades, en qué lugar se encuentran sus compromisos, porque el discurso ambiguo y actuaciones incoloras crean nerviosismo, angustia e incertidumbre entre los demócratas del país.
La Semana Santa llegó y con ella debemos reflexionar sobre los Judas y las consecuencias de sus actos.
Por Antonio Barreto Sira