Suscríbete a nuestro canal de Telegram "LeaNoticias" para que estés al día con toda la información sobre Venezuela y España.
La cadena de comida rápida McDonald’s de la comunidad de Cantón, en el sur de China, se ha visto nuevamente en el ojo de la tormenta tras colocar un cartel en la puerta de su establecimiento de Guangzhou prohibiendo la entrada de personas negras por posibles contagios del coronavirus.
“Desde ahora nos han informado que no se permite la entrada a personas negras al restaurante”, se lee en el cartel que circula en un video en redes.
Este cartel fue colocado en el restaurante ante el supuesto temor de que las personas de origen africano sean portadores de la COVID-19. Sin embargo, momentos después el anuncio fue retirado por una de las empleadas de la cadena de restaurantes.
El polémico mensaje provocó una serie de protestas contra McDonald’s, calificándolos de discriminadores, racistas y que instaban a la xenofobia contra la población negra que vive o ha nacido en China.
El hecho motivó a la empresa a emitir un comunicado disculpándose por el mensaje discriminatorio y aclararon que esa ideología no era representativa conforme a sus valores inclusivos. Además, un portavoz de la empresa dijo a la agencia de noticias AFP que el negocio había sido cerrado temporalmente desde el domingo y que los trabajadores del mismo deberán tomar un taller de capacitación tras el bochornoso incidente.
Suscríbete a nuestro canal de Telegram "LeaNoticias" para que estés al día con toda la información sobre Venezuela y España.
“Como marca, como empresa y con más de 2.2 millones de personas sirviendo en 120 países en todo el mundo, esto no es representativo de nuestros valores inclusivos”, indicó McDonald’s.
Los actos discriminatorios hacia los ciudadanos de origen africano radicados en China han tenido un gran crecimiento luego de que funcionarios asiáticos advirtieran sobre el creciente número de casos por coronavirus importados, lo que ha avivado la xenofobia en el país.
Miles de residentes africanos también han sido desalojados de sus viviendas por vecinos y propietarios, además de ser rechazados en hoteles, aunque muchos de ellos no cuenten con antecedentes recientes de viajes o de contacto alguno con pacientes positivos de COVID-19.
