En Tiempo Real: «Guayana gritó abajo cadenas» por @carlosvalero08

Lo dije hace días y lo reitero, créanlo Chávez está perdiendo. Lo ocurrido ayer en Guayana en un ambiente cerrado, controlado por la casa militar y bajo la mirada acusadora de la unidad élite del G2 que protege al candidato del pasado, los trabajadores ahí convocados lo mandaron a callar. Sí estimados lectores, esta vez no fue el Rey Juan Carlos sino el pueblo trabajador quien lo puso en su sitio.

Para el año 1998, el número de empleados públicos era aproximadamente 1 millón de personas, hoy esa cifra ronda los 2.6 millones de venezolanos, lo cual representa casi un 14% del Registro electoral. Estimo que cerca del 80 por ciento de ellos votará por Henrique y lo hará básicamente por tres razones: 1) ellos no son susceptibles del miedo; 2) conocen de primera mano el costo de la piratería y 3) están hastiados de ser tratados como borregos.

Cuando afirmo que los empleados públicos no son susceptibles del miedo es porque ellos han visto, elección tras elección, como sus compañeros han votado contra el gobierno y nunca ha habido retaliación ni los han botado. Es más, en las elecciones primarias cuando sólo participaba el universo democrático y frente a la estructurada campaña del gobierno de la misión sapeo donde decían que serían grabados y se les tomaría fotos, hubo un enorme grupo de ellos que participó, soportando colas enormes, pero con el coraje de hacer lo correcto a pesar de las amenazas constantes a su estabilidad laboral pues allí parece que no aplica la eterna inamovilidad.

Después ellos han visto con impotencia como se ha destruido la profesionalización de la función pública, por la injerencia abusiva del partidismo. Han sido testigos de excepción de cómo el servir a la gente pasa a un segundo plano frente a la exigencia de servir al candidato del pasado. Esa anti cultura impuesta desde las altas esferas de la revolución es la responsable del retraso en las obras, del deterioro de la vialidad y los servicios en general y de la inseguridad reinante que se ha llevado a la tumba a más de 150 mil venezolanos en 14 años de desidia e indiferencia frente al país.

Por último, los casi 2.6 millones de empleados públicos no van a dar seis años más a un jefe que vive humillándolos, que los obliga a ir a marchas uniformados de rojo y que atenta permanentemente contra sus derechos laborales. Nuestros empleados públicos están hartos de la llamada de los jefes de línea, quienes con lista en manos chequean quienes asisten o dejan de asistir a las chácharas del candidato del pasado, quienes aportan y con cuantos días a una campaña que no sólo abusa de un salario nominal en picada sino de los recursos públicos que se supone son de todos los venezolanos. En ese universo se impondrá la dignidad por sobre el chantaje.

Lo ocurrido ayer en Guayana es sólo la punta del iceberg del desmoronamiento acelerado de un modelo incapaz de generar bienestar. Ayer el candidato del pasado sintió a pocos metros de distancia el repudio que por él sienten millones de venezolanos que no tienen miedo ni son chantajeables. Ayer el país vio en cadena como el pueblo le gritó: abajo cadenas

Carlos Valero
@carlosvalero08