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Engordan los cachetes de quienes por tantas palabras y frases, utilizan un tono alto de voz para infundir autoridad en nombre de la independencia de la Republica y por la liberación de los pueblos de América. Utilizan una especie de realismo mágico buscando a los culpables de todos nuestros problemas en el vacío de sus fantasías, despojándose así de la responsabilidad de gobernar, tergiversando la titularidad y el ejercicio del poder sin pudor alguno.
En ese sentido, la legitimación de toda fechoría política que responde a los intereses de Castro y el foro de Sao Paolo, es un objetivo político inminente y fundamental que solo se puede garantizar con la sumisión absoluta de los ciudadanos. Se fabrica un mundo paralelo a la realidad a través de la más vil propaganda, enarbolando la bandera de la igualdad, posicionándose como los salvadores del pueblo oprimido que ahora gobierna. La homogeneidad social es imposible porque todos somos diferentes, de tal manera que si se logra imponer dicha directriz, él diferente será mal. El hombre es concebido como un engranaje más de la gran maquinaria que responde al dictador. La Res publica, deja de ser pública y se convierte en Cosa Privada, de Chávez o del embaucador de turno.
¿Y por qué entonces a este régimen no le convienen los hombres libres? Porque un hombre libre no pude ser dominado. Un hombre que no permita que nadie genere un vínculo entre su necesidad de comer y su libertad política no puede ser esclavo, incluso a costa de perder la vida por defender su condición.
En toda dictadura como en la que se vive en nuestra Venezuela, el dictador es martillo y la mente del hombre es yunque. La conciencia es permanentemente bombardeada por la propaganda con los símbolos de la Nación, perversamente utilizados por ser esta dictadura internacionalista-comunista cuyos valores son contrarios a la Patria, la Nación y a nuestra Bandera nacional. La ignorancia se convierte en el humus para el crecimiento de sentimientos de culpa de quienes piensen diferentes por lo que soñar con VENEZUELA se convierte en delito.
¿Y quién le declara la guerra al igualitarismo? La libertad
En la calle con el slogan “Yo soy Chávez”, se manifiesta los principales mecanismos de esclavización y de pérdida de la identidad humana, de la personalidad que representa la concepción del hombre como masa y no el hombre como individuo. Explotan el lado más negativo de la autoestima del hombre: cuando quieren que la gente se sienta chavista, buscan suprimir la personalidad hacia el dictador. Hacen que el hombre anule y justifique su existencia en Chávez porque este hombre-máquina no es capaz de soportarse ni aceptarse a sí mismo reflejándose en otro para calmar su sensación de nulidad. No es una persona libre porque no se siente persona, es cobarde incluso y sobretodo hacia sí mismo por anularse en otro.
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El fanático, en la profundidad de su ser se siente miserable porque no se ha desarrollado y porque no puede ser independiente por sí mismo porque le pesa la responsabilidad de ser libre. Ante la pregunta: ¿Cuánto te quieres? Toda persona puede conocer el riesgo que corre de poder ser esclavizado. Cuanto más se aprecie y sienta que es libre y elevado; cuanto menos sea capaz de vivir en la mediocridad y lo bajo, más estará lejos de la esclavitud.
Tener el valor de ser libre es una cuestión espiritual; todo aquel que no se sienta masa sino persona es porque se valora a sí mismo; existe como individuo y tiene la capacidad de sentir ese devenir en su ser. Un hombre que no se sienta masa, es un hombre que tiene dignidad: merece ser persona. Los hombres que no son libres, los que son tomados en cuenta como engranajes, son percibidos como cosas, porque el sistema político no los concibe con vida propia, sino como objetos útiles para sus objetivos privados, como el papelillo que abunda en el piso sucio, por el camino de la comparsa.
De tal manera que si se decide ser esclavo es por cobardía. El esclavo lo es porque no se siente persona, no tiene la capacidad de asumir su existencia y por eso se refleja en el otro. El actual sistema político decadente necesita en sus bandos a hombres cobardes, la Patria necesita de los valientes. La dictadura necesita esclavos, la Nación necesita hombres libres.
Por: Roderick Navarro