A menos de una semana de haber sido designado Jesús Martínez como ministro del Trabajo, en sustitución de María Cristina Iglesias, son amplias las expectativas que tiene el sector sindical.
Tanto para el Movimiento Laborista como para la Unión Nacional de Trabajadores (Únete) dar apertura al diálogo es una tarea casi obligada, al recordar que desde hace más de una década no existen las reuniones tripartitas y tampoco se ha dado el «diálogo amplio» que establece la Ley del Trabajo de 2012.
Marcela Máspero, coordinadora de Únete, consideró que la labor del nuevo titular del despacho del Trabajo debe estar signada por la relación que mantenga con todos los sectores, en el marco de la pluralidad, ya que uno de los elementos fundamentales que exige el país es el fortalecimiento del aparato productivo.
Froilán Barrios, del Movimiento Laborista, invitó a Martínez a ser un convocante del diálogo social. Resaltó que los trabajadores tienen grandes problemas de poder adquisitivo y contratos vencidos, que merecen la atención de todas las voces.
Barrios consideró que el también integrante del Consejo Superior del Trabajo tiene a su favor una gran oportunidad de convertir al Ministerio del Trabajo en un organismo conductor de las relaciones laborales, y no en una «especie de comisaría del Ejecutivo» para promover el paralelismo sindical y perseguir a quien no es aliado del Gobierno. Al respecto, Máspero insistió «debe erradicar la impunidad y la denegación de justicia».
Desde Únete hacen un llamado al cese de la criminalización de la protesta, que se depuren las Inspectorías del Trabajo, para hacer más expeditos los mecanismos de respuesta. También abogan porque continúen las sanciones contra los patronos que actúen al margen de la ley y que se impulse la participación de los trabajadores en el modelo de gestión de las empresas.
[Fuente: eluniversal.com]