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Los celadores de la Iglesia Nuestra Señora de El Carmen fueron los primeros sorprendidos al observar que todas las cajas de ofrendas habían sido sacadas de las estructuras de hierro que las sostienen frente a las imágenes de los santos.
El sacristán Néstor Castro aún ayer no había salido de su asombro, pese a que el robo se produjo en la madrugada del pasado lunes, cuando se presume que debieron entrar, aunque aún no se explican cómo, las personas que sustrajeron los dispositivos de hierro en los que se depositan los diezmos de los fieles que acuden al templo. Pese a la difusión del hecho, ningún órgano investigativo acudió a tomar declaraciones o hacer experticias.
Castro asegura que estas cajas no habían sido abiertas desde el pasado mes de diciembre, por lo que calcula que habría una cantidad importante de colaboraciones, que pudieron estar en la mira de quienes cometieron el hurto.
Entre los daños sufridos en las instalaciones del templo se cuentan la puerta de la oficina parroquial, la cual intentaron violar con dos mandarrias, que fueron abandonadas en el lugar.
También sustrajeron cinco de los doce cuadros del Vía Crucis, los cuales están elaborados a base de cobre.
"Presumimos que estos objetos se los llevaron para fundir el metal, por eso desmontamos los pasajes que aún quedan para evitar que se los lleven también", indicó Castro.
Igualmente fueron hurtadas las sillas del ancianato que funciona en Guaremal, las cuales se encuentran en custodia de esta iglesia.
"El año pasado también tuvimos varios incursiones de vándalos e indigentes que se suben por el muro de la casa de al lado e ingresan a beber licor y dañarnos los espacios del espacios del patio interno", indicó el sacristán.
El vocero del cuerpo eclesiástico de este templo asegura que son innumerables las denuncias que han hecho ante el Cicpc, cuerpo de investigaciones que al parecer desestima la importancia de los hurtos ocurridos dentro de la edificación religiosa.
Castro también hizo un llamado a los efectivos del Dispositivo Bicentenario de Seguridad (Dibise), para que presten mayor vigilancia en el sitio, ya que la carpa de vigilancia se encuentra sólo a 50 metros del santuario y muy cerca de la Plaza Miranda.