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Se comparó en 17 ciudades del mundo el precio de un kilo de arroz, caraota, carne para mechar y dos plátanos, suficiente para seis personas. Resultado: en La Habana, Managua y Nueva Delhi el plato cuesta menos
El martes 24 de septiembre fue una jornada de compras normales para Josefina Castro: visitó tres supermercados para conseguir los alimentos de la cesta básica.
Por economizar suele hacer largas colas en el abasto Bicentenario de San Bernardino: «Las cosas son más baratas, pero hoy estuve dos horas aquí. Y no siempre se consigue todo, hoy no hay carne», se quejaba.
Ese martes, en un recorrido por cinco expendios de alimentos de Caracas, se buscaron los ingredientes básicos para un pabellón de seis personas como un kilo de arroz, caraotas, carne mechada y dos plátanos.
En el recorrido en el mercado de Guaicaipuro no había carne de segunda; en el Bicentenario de San Bernardino tampoco vendían los cortes de res, ni arroz regulado, solo caraotas a Bs. 20,50 y dos plátanos por Bs. 6,75 y el Luvebras ubicado en La Castellana, el arroz en los anaqueles no era el de precio regulado. Faltaron ingredientes.
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En sitios como el Excelsior Gama de Santa Eduvigis y el Luvebras se encontraron todos los alimentos, pero no siempre los regulados. El Excelsior tenía caraotas negras a Bs. 32,15 y carne para mechar a Bs. 75, por ejemplo. Los arroces del Luvebras eran integrales (Bs. 13,75), vaporizado (Bs. 19,50) y con sabor a pollo (Bs. 25,43). El Plaza´s de Los Chaguaramos tenía los productos a precios variados como carne mechada a Bs. 75, arroz vaporizado de 19,50 por kilo y caraotas a Bs. 26,90.
En todos los expendios de víveres habían largas colas de consumidores, a excepción del Luvebras: «Para preparar unas arepitas o un pabellón, una tiene que dar vueltas porque no se consigue o no hay variedad», se quejaba Josefina Castro, al terminar sus compras en el Bicentenario.
Para el economista y experto en políticas públicas, Ángel Alayón, la ausencia de los productos en los anaqueles; el desabastecimiento alimentario tiene varios impactos: «El primero es que hay que dedicarle mucho más tiempo a la compra de alimentos. Hay que ir a varios sitios y estar pendiente de dónde están los productos, eso se suma a los costos porque inviertes más tiempo y dinero en los traslados».
Alayón acota que otro aspecto es la «sustitución forzada», que obliga al consumidor a comprar lo que consigue, no lo que quiere: «Te ves forzado a sustituir los productos de tu preferencia por los que puedes encontrar».
De la hamburguesa al pabellón
El diario inglés The Economist publica un índice anual basado en los precios del Big Mac de McDonald’s en varios países del mundo.
Esta investigación no científica permite comparar el poder adquisitivo de diversos países: «Si todas las monedas estuvieran estables y un poder adquisitivo similar con esa comparación todos los Big Mac, deberían tener el mismo precio», explica el economista Richard Obuchi.
Este investigador del Centro de Políticas Públicas del Iesa, afirma: «Digamos que el precio de referencia es $5 si está por debajo de eso te indica que la moneda está preciada y, en caso contrario, está devaluada porque lo que estás viendo son los ajustes de precios».
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Obuchi plantea que son mediciones sin rigor académico, ni científico, pero «ilustrativas» de ciertos aspectos económicos de los países. Por ello El Mundo, Economía y Negocios decidió preguntarles a los venezolanos en 17 ciudades del mundo sobre los precios de ingredientes para preparar un pabellón. Los resultados muestran que el pabellón de La Habana sería el más barato del mundo: Bs. 26,96, si se logran encontrar todos los ingredientes regulados por el Estado cubano.
Le siguen en orden creciente las ciudades de Managua (Nicaragua) y Nueva Delhi (India) donde esta comida tradicional cuesta Bs. 38, 3 y 50,41, respectivamente.
Venezuela se ubica en cuarto lugar creciente. La sumatoria de los precios regulados, basadas en una visita al Bicentenario de San Bernardino, arrojan la cifra de Bs. 52, 9.
En el puesto 13 aparecen los precios del Mercado de Guacaipuro donde los mismos ingredientes cuestan Bs. 93,5 por encima de ciudades como Miami (EEUU-Bs. 92,55), Buenos Aires (Argentina-Bs. 89,53), Sao Paulo (Brasil-Bs. 74,4) y Santiago (Chile-Bs. 65,71).
El lugar 17 le corresponde al Excelsior Gama donde los insumos cuestan Bs. 124,72 superando los precios de ciudades españolas como Madrid y Barcelona (Bs. 118,19-110,59) y Nueva York (EEUU-Bs. 108,8).
El más caro de esta medición se ubica en Venecia (Italia) donde cocinar el plato típico nacional, para una familia de seis personas, cuesta Bs. 244,82.
A excepción del arroz y los plátanos, los productos encontrados en los supermercados venezolanos provenían de importaciones.
Saber los efectos que la inflación de esos países tiene en la economía nacional, según Asdrúbal Oliveros de Econoalítica: es que se tiene un subsidio cambiario y esto hace que sea más barato importar. «Por ello en los últimos años se ha incrementado la dependencia a las importaciones».
[Fuente: elmundo.com.ve]