“La Venezuela del progreso” por @hcapriles - Lea Noticias

“La Venezuela del progreso” por @hcapriles

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caprilesradonski1Venezuela es un país lleno de sorpresas y aunque muchos no lo crean, esas sorpresas son positivas y nos hablan de un pueblo que sigue creyendo en el valor del trabajo, en el mérito personal y en la posibilidad de progresar. Muchos, por ejemplo, se quedaron con la boca abierta cuando se publicó, hace un par de años, un estudio internacional que situaba a nuestro país entre los 10 “más emprendedores” del mundo.

A esa conclusión llegaron tras comprobar que un alto número de venezolanos deseaba, proyectaba o estaba en trámites de montar un negocio propio y que a diferencia de otras sociedades, la venezolana consideraba especialmente deseable y meritorio el camino del empresario.

¿Se imaginan lo que puede significar esto en términos del recurso humano necesario para el desarrollo económico y social de una nación? En muchos sentidos, ese espíritu emprendedor es un recurso más valioso que cualquier fondo de financiamiento o fuente de materias primas y, por supuesto, más útil que cualquier plan económico de esos que quieren lograr el crecimiento por decreto.
Como es de suponer, esos mismos estudios que identifican nuestro gran potencial empresarial, nos informan que paradójicamente también formamos parte del grupo de los 10 países con menos empresas establecidas, y probablemente de los que experimentan una mayor tasa de “mortalidad” empresarial.

Las razones todos las conocemos: contra esas ganas de superarse que expresan muchos venezolanos chocan fuerzas contrarias, algunas de vieja data y otras características de los años que corren como la inseguridad jurídica derivada de cambios de normas repentinos, la desaparición o deterioro de grandes empresas que son potenciales clientes de los pequeños emprendedores, el control de cambio, la inflación record y la falta de apoyo financiero y técnico para la formación de negocios sustentables.

A todo ello se agrega un factor terriblemente desmoralizante: el empeño del Gobierno central y su partido en el sentido de casi criminalizar todo lo relacionado con cualquier actividad económica que, de una u otra forma, no esté bajo control del Estado/patrón. No importa cuántas veces se fracase y cuántos millardos se desperdicien en la construcción del más delirante capitalismo de Estado que haya conocido Venezuela -por más socialista que quiera llamarse-, aun así el Ejecutivo nacional sigue desconociendo la necesidad de crear una verdadera estructura productiva, con todas las pequeñas, medianas y grandes empresas que hacen falta para recibir a los cientos de miles de personas que cada año se suman al mercado laboral. Claro, eso sólo se logra reconociendo, como lo hace nuestra Constitución, el sentido y valor de la propiedad privada en la dinámica económica.

Es así como, por lo pronto, en lugar de cuidar y alentar ese fantástico recurso del que hablábamos, en gran medida hoy se está desaprovechando. Afortunadamente, puedo decir que en nuestro estado Miranda otra cosa está ocurriendo, pues hemos hecho todo lo posible por reactivar e incentivar la actividad económica, con especial atención a los pequeños emprendedores.

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Somos el primer estado del país en contar con una Ley para el Desarrollo de la Economía Popular. Sobre esa importante base jurídica hemos desplegado un amplio y bien articulado conjunto de programas. Los microcréditos productivos están sembrando a Miranda de pequeños nuevos negocios. Ya superamos los 3.000 beneficiarios y estimamos que la generación de nuevos puestos de trabajo por esta vía se acerca a los 19.000 empleos. Los financiamientos han permitido, por ejemplo, la creación de 140 bodegas en sectores populares, así como el apoyo a una gran cantidad de mujeres emprendedoras que han hecho de sus saberes y oficios la posibilidad de una mejor vida para sus familias. De hecho, el 57% por ciento de los emprendimientos que hemos impulsado están a cargo de mujeres.

Otra gran porción de los recursos crediticios (21%) los canalizamos hacia la repotenciación de nuestro transporte público, lo que hemos aprovechado para instalar en las unidades sistemas de seguridad y comunicación que brindan tranquilidad a choferes y usuarios. Tan importante como el apoyo financiero, es todo lo implementado para desarrollar capacidades que den sustentabilidad a cada emprendimiento.

Nuestra Escuela de Emprendedores ofrece herramientas básicas para gestionar eficientemente una empresa, así como nociones sobre aspectos estratégicos de planificación, calidad o competitividad. En nuestro estado, lo crediticio va vinculado a procesos de asesoría, inducción, formalización y seguimiento. Para las pequeñas y medianas empresas que ya han alcanzado o tienen potencial para lograr altos niveles de calidad, hemos creado “Miranda Exporta” como un aliado que les permita afrontar el desafío de los mercados internacionales. En un sentido similar ha surgido el Clúster del Cacao, programa que impulsa alianzas estratégicas para dinamizar este cultivo de tan antigua tradición en Miranda. Reforzando éstas y otras iniciativas se va imponiendo el sello “Hecho en Miranda”, como una manera de enaltecer las cosas bien hechas, y alentar a otros a prestar más atención a la calidad en todos los aspectos.

Estas reflexiones tienen mucho que ver con lo vivido la semana pasada en Guarenas, donde estuvimos entregando 122 créditos a microempresarios de la economía informal. Allí vi una vez más a esa Venezuela que da lecciones de sensatez, madurez y ganas de prosperar, tan distinta a esa otra que afortunadamente está en retroceso y que se mantiene enfrascada en la confrontación estéril. Ese día en Guarenas se palpaba el cambio, ese que nos exige reconciliación, trabajo en equipo y foco en las cosas verdaderamente importantes para la gente y su calidad de vida.

Henrique Capriles Radonski

Twitter: @hcapriles

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