Los bebés prematuros más pequeños del mundo que deslumbran a la ciencia - Lea Noticias

Los bebés prematuros más pequeños del mundo que deslumbran a la ciencia

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Sus casos son excepcionales, por eso siguen atrayendo la atención de la ciencia. La revista Pediatrics cuenta esta semana la historia de Madeline Mann, una niña que vino al mundo en 1989, en el Loyola Universitary Medical Centre (Illinois, EE UU) con el tamaño de un iPhone y el peso de un par de naranjas: 280 gramos. Que entonces sobreviviera se convirtió en un hito médico.

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También cuenta la revista el caso de otra pequeña nacida en el mismo centro médico, Rumaisa Rahmam, que en 2004 batió el récord de Madeline al lograr salir adelante con apenas 260 gramos. Junto a ella nació su hermana gemela Hiba, algo mayor, que también logró sobrevivir.

Ambas llevan vidas completamente normales ahora, aunque son mujeres algo más pequeñas y menudas que la media.

Madeline es a sus 22 años una alumna brillante de psicología y Rumaisa, que tiene 7 años, prosigue sus estudios sin problemas, gracias a un plan educativo especializado. Para los médicos, sus casos son excepcionales porque muchas veces los niños que nacen con tan poco peso y logran sobrevivir lo hacen con múltiples problemas: ceguera, parálisis cerebral, problemas de movilidad, retraso mental… Por eso precisamente sus casos son todavía objeto de estudio y seguimiento, y por eso los médicos siguen apelando a la prudencia para evitar levantar falsas expectativas en torno a las posibilidades de superviviencia de prematuros de tan bajo pes0.

Los médicos señalan además aspectos coincidentes e importantes para explicar su evolución.

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Las dos niñas vinieron al mundo prematuramente porque sus madres padecían preeclampsia, un trastorno que se produce durante el embarazo y que produce hipertensión en la madre, lo que obliga a adelantar el parto. Pero precisamente debido a este problema médico las niñas, aunque tenían un peso por debajo del normal, tenían un desarrollo acorde a la semana de gestación en la que estaban. Madeline, por ejemplo, nació con 26 semanas, y Rumaisa, con 25.

Además, debido a que en ambos casos el parto fue programado, los médicos tuvieron tiempo para prescribir a las madres un tratamiento que favoreciera su maduración fetal y su posterior desarrollo en la incubadora.

Madeleine, tras 122 días en la incubadora, fue dada de alta con dos  kilos de peso. Los padres de Rumaisa se la llevaron a casa después de 142 días, en cuanto alcanzó los dos kilos y 300 gramos.

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