"Sin país", por @sincrines - Lea Noticias

«Sin país», por @sincrines

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Creo que lo que tiene “podrido” a este país no es su gobierno; no es la oposición, no es el rancho ni la quinta de 2500 m2 con piscina, no es la inflación ni la limosna pedida con insistencia varias veces al día. Creo que un país siempre será el reflejo de su sociedad y hoy en día más que nunca, un gobierno siempre será un efecto, una consecuencia y no un mesías; como algunos consideran.

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No vengo de un barrio humilde, ni vivo en uno; pero tengo a más de un vecino con un rancho en la cabeza en contraste con la Hummer que tienen estacionada en su puesto. No soy un Oligarca, que mira por arriba del hombro a la gente, ni un «servidor público» esperando el guiso de la semana pa’ redondearse la quincena. Soy algo hiperactivo y detallista rallando en lo “obsesivo compulsivo”, con frecuencia obstinado y puedo llegar a ser una verdadera piña bajo el brazo; sin embargo, respeto a quien me rodea porque me gusta ser respetado y procuro ser cordial con todos aun sabiendo que un mal día puede hacer que eso sea difícil, al menos para mí. Soy así porque así me criaron y así aprendí a sobrevivir.

Me molesta el ricachón que avanza sin mirar a quien pisa y al nuevo rico que pisa por rencor olvidando de donde vino y a donde puede volver en cualquier momento. Veo con lastima a la gente que pide que le den pero son INCAPACES de pedir que le enseñen. Veo con envidia al país hermoso SIN PETROLEO que vive del turismo, de la agricultura, la pesca o de su creatividad y que tiene avenidas, calles y autopistas como si las estuvieran exhibiendo para venderlas; pulcras, sin huecos y adornadas con enormes distribuidores, túneles, puentes y demás piezas de exquisita ingeniería.

Me molesta ver como algunos pocos tratamos de cumplir día a día con la ley y el tributo; mientras el de al lado se defeca en ambos; nadie hace nada y nuestro aporte es diluido en muchas cosas MENOS en solucionar el problema puntual que se tiene al frente… y lo peor es que a uno mismo no lo dejan; porque la burocracia bizarra no te lo permite. Todo es un guiso, todo es una palanca, todo es un despilfarro, todo es un “yoismo”, personalista, mediocre de ambos lados, ESTADO y PUEBLO.

Se me dio la oportunidad de estudiar y tuve la vocación de hacerlo; dos cosas que considero deben ir de la mano, de lo contrario puede que no se logre nada. Soy TSU y Profesional Universitario porque insistí en seguir estudiando, nadie me obligó y actualmente dirijo una empresa joven; que como muchas, esta «pariendo» para sobrevivir. Trabajo todos los días… TODOS, de lunes a lunes, en ocasiones hasta más de 12 horas al día, no porque quiera hacerme millonario; como algunos creen; es que la cosa esta dura y estar disponible para prestar servicio cuando otros no, hacerlo bien y con cariño es lo que puede marcar la diferencia; en especial cuando estas fundando a la empresa, al menos esa es mi filosofía.

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Aunque soy joven en esto de la administración estoy aprendiendo sobre leyes, impuestos, tributos y permisologías. Mientras pasa el tiempo voy aprendiendo lo que una empresa debe ser, con su gente, con su entorno y con su Estado (Gobierno). No es nada fácil cumplirles a todos, de eso ya estoy seguro. En este tiempo me he dado cuenta de que el ciudadano venezolano promedio carece de cultura comunitaria, previsiva, administrativa y tributaria. Se queja de su entorno pero no hace nada para resolverlo. Critica al aseo urbano pero es incapaz de hacer uso racional de la basura que Él mismo genera. Se queja de la falla energética pero derrocha, “trampea” o simplemente no paga nada porque su conexión es clandestina. Se quejan del alquiler de viviendas pero si tienen la oportunidad, se compran primero el carro que cuesta casi lo mismo que un apartamento promedio, para luego inscribirse en alguna misión gubernamental “pa’ que les ponga un techo” sin pagar nada. Sea peatón o conductor, civil u oficial siguen el mismo patrón de conducta; critican la congestión vehicular pero no le paran al pico y placa, son atorados, atorrantes, groseros, irresponsables y se pasan por el forro la ley y las señales de tránsito.

El planeta esta lastimado y tenemos el conocimiento para recomponerlo pero igual no nos importa, el termino previsivo no está en nuestro diccionario. Solo se escucha; solidario, pueblo, contundente, patria, imperio, oligarquía… pero ni un minuto de cadena para enseñar a ser mejores ciudadanos; ni que decir de costumbres bizarras como orinar en la calle, usar TODA área definida como PUBLICA de basurero, acelerar cuando un perro o gato este cruzando la vía, destruir cuanta lámpara, farol o alumbrado público esté al alcance de una mano, piedra o palo, usar la fachada de los demás como lienzo para «EXPRESION ARTISTICA» según algunos “intelectuales” y transformar los parques públicos en Tiraderos, Centros de distribución de drogas, antros de mala muerte y polígonos de tiro… En lo que a mí respecta, le hemos regalado a la ignorancia primitiva más pura, nuestros mejores espacios y eso, me da mucha lástima.

Pienso que el promedio no es previsivo porque nunca tuvo la necesidad de serlo y mucho menos comunitario porque el personalismo siempre ha sido el protagonista de nuestra historia. Somos una sociedad mestiza, joven, bochinchera, parrandera, altanera, muy suelta, con valores ciudadanos y prioridades algo distorsionados. Somos así porque somos tropicales, porque nuestra cultura es rentista, mono dependiente, derrochadora e ingenua. El tema del costo de la gasolina es Tabú pero no tenemos problema en pagar por una sola cerveza lo que cuesta llenar el tanque del carro. Olvidamos rápido lo malo del sistema cuando la bonanza toca nuestra puerta. Mientras algo no nos perjudique directamente; no nos quejamos. No respetamos la Ley, nos molesta que nos llamen a botón, somos irresponsables y siempre tenemos una escusa para todo… Si algo sale mal, lanzar la responsabilidad a otro siempre es mas fácil que asumir la culpa.

Cuando sale alguien que es contrario a toda esta cultura; le decimos… y cito: «loco, pajúo, gafo, agüevoneao, quedao, becerro» y más. Lo peor del caso es que sabemos que está mal porque somos inteligentes… ¡Sí! A pesar de tener TODAS estas limitaciones tenemos una extraordinaria inteligencia que al combinarla con nuestra principal fuente de inspiración (La Flojera y La Desvergüenza) nace el «Vivismo Criollo» y con él lo que conozco como: «La Teoría del mínimo esfuerzo»; es decir, como un venezolano promedio se las ingenia para cumplir con su trabajo, hacer un trámite, complacer un capricho, alcanzar una meta sin hacer el mayor esfuerzo. Lograr eso requiere francamente una aptitud y actitud tal que si encamináramos toda esa creatividad por el buen sendero; probablemente no necesitaríamos del petróleo para vivir.

El vivo criollo siempre quiere recibir algo extra; aunque ya se le esté pagando por el trabajo y no importa si es “empleado o patrono” siguen el mismo patrón de conducta. Por ejemplo; si es empleado y llega 30 minutos tarde se queda callado sin decir nada pero si se queda 15 minutos más te los cobra por adelantado. Si es patrono pasa exactamente lo contrario. Un policía no atiende tu llamado si no le das algo a cambio y si ya te atendieron se queda esperando que le des «pa’ los frescos» o «pa’ la comida». Si es de transito no importa lo que ocurrió; el que se «transe» primero y mejor con el fiscal es el que sale beneficiado.

El vivo criollo está en todas partes, en el empleado público, privado, independiente o desempleado. Supongo que todos tenemos algo de esto en nuestro interior. El vivo criollo no hace colas, se colea. Aunque llega de último a un sitio pide que lo atiendan de inmediato con la escusa de hacer solo una “preguntica”. Cuando hay escases compra más “por si las moscas”. Se come la luz del semáforo cuando le da la gana, habla por el celular y manda mensajitos mientras maneja aún sabiendo lo imprudente que puede ser, cruza en la intersección aunque el semáforo no lo permita y da vuelta en “U” sin importar el aviso, los carros esperando o incluso el fiscal de transito viendo. Si lo pescan haciendo algo, endulza, bromea y soborna para no ser reprendido y como el oficial también es así, sigue el juego y todos felices.

No explica nunca por qué hace las cosas, nunca confronta ni lo hará, simplemente porque en el fondo sabe que lo que hace esta mal y probablemente se muestre violento si alguien se lo hace saber. Todo lo que esté en sus manos y ya no tenga valor para él es considerado basura; la cual, va directo al suelo porque son incapaces de buscar una papelera o un basurero… ¿recuerdan la teoría del mínimo esfuerzo? Si van en carro o autobús pues nada más fácil; todo sale disparado por la ventana. Se orina en la calle con gran facilidad porque lo aprendió desde chiquito cuando su mamá le bajo los pantalones en pleno centro de ciudad mientras todo el que pasaba lo veía y algunos bizarros hasta le aplaudían… desde los 3 añitos más o menos… ¿qué coño cree la gente que va a aprender ese niñito sobre valores ciudadanos?

Nuestra cultura laboral es simultáneamente causa y efecto de todo esto. Si sumamos todos los fines de semana, días de fiesta, vacaciones escolares, decembrinas, fechas patria entre otras, vemos que de 365 días que tiene un año, el empleado público promedio solo trabaja 180 días. Si multiplicamos eso por 8 horas de trabajo promedio al día; tenemos que cumple aproximadamente 1440 horas de trabajo continuo; eso es, 60 días de trabajo “efectivo” en un año. Al considerar esto y sumarlo a lo que percibe en pasivos y bonificaciones vemos que por cada mes transcurrido recibe 2,6 meses de paga, dedicando finalmente al ocio, descanso y entretenimiento 7320 horas; es decir, más del 83 % del año y si sumamos a esto la nueva LOTT, “pues más tiempo libre pal’ pueblo”. Lo triste es, que a la hora de hacer un trámite te das cuenta de que muchas cosas NO funcionan; si te quejas eres un loco y si insistes eres un anti revolucionario; y eso te deprime cuando piensas que tu joven empresa para sobrevivir trabaja corrido de Domingo a Domingo cubriendo 2 turnos de 8 horas cada uno, horas extras y días de pago especiales, pagando un sueldo muy superior a cualquier sueldo mínimo “miserable” y resulta que Nosotros (la empresa privada) somos los indignos explotadores de la clase obrera que tenemos paralizados a este país… “Trabajamos 361 de 365 días al año contra 180 del horario público promedio y resulta que somos nosotros los que tenemos paralizado al país”… ¡coño! ¿Cómo no culpar a la cultura venezolana del vivismo criollo si el mismo encargado de regular y controlar los derechos y deberes de los trabajadores nos da este hermoso ejemplo a seguir? Esto no trata de justificar la “miseria” de sueldo mínimo que percibe este trabajador pero a la larga, todo se compensa ¿No?

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El caso esta, en que el chocolatico, el dulce, la galletica, el sencillito “pa’ los frescos” y “pal desayuno” han distorsionado el compromiso que un servidor tiene con su ciudadano y se ha convertido en requisito indispensable para que el trabajo se cumpla; siempre recibiendo algo a cambio porque así forjamos nuestra cultura. En lo personal la filosofía de hacer todo por recibir un intercambio no es que esté mal; lo que está mal, es pretender cobrarla uno mismo. El intercambio no es para que, el que dio el servicio lo cobre, es para que el que recibió algo, tenga la oportunidad de dar y no quedar fuera de intercambio. Si todo individuo manejara esa filosofía, entonces todos estaríamos más pendientes de nuestro prójimo que el personalismo que hoy reina en nuestro país. Claro está que para hacer esto uno debe estar dispuesto a dar sin recibir en algunos casos y no se trata de ser «loco, pajúo, gafo, agüevoneao, quedao o becerro»; se trata de trabajar para Ti, beneficiando a los que te rodean y sin perjudicar tu entorno.

El problema es que el vivo criollo no tiene valores ciudadanos bien inculcados. Es; como ya dijimos, personalista, “yoista”, no es previsivo, es altanero, no posee cultura ciudadana, vive de la escusa, es flojo, es decadente, destructivo y francamente para nada conservacionista. Existen los personajes que si tuvieron algo de educación y recibieron algo de valores ciudadanos; entonces, puede que compartan solo algunas de estas características. El detalle es que no todo depende de la buena educación y los buenos valores, depende de uno mismo, es una decisión de todos los días e incluso varias veces al día. Ser amable y colaborador con tu entorno puedes aprenderlo de joven pero debes practicarlo el resto de tu vida porque no siempre te sentirás de humor para ser así.

“Un País es el reflejo de su sociedad” y esta a su vez el de sus Ciudadanos; el problema es, que el vivo criollo es y siempre será un ciudadano de tercera. La filosofía del intercambio te permite obrar bien; te hace colaborador, te hace mejor ciudadano, te hace trabajar y ser eficiente para Ti y para tu comunidad. Si esta filosofía se aplicara con la valores aprendidos y recordados constantemente por un Estado (Gobierno) “educador”; entonces, no estaríamos tan jodidos como creemos, no estaríamos tan cerca de estar “Sin País”.

Lucas Rusz @sincrines

Un ciudadano venezolano que se niega a ser de tercera

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