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Cuando vemos a una Venezuela unida y feliz a través del deporte, nos damos cuenta del tiempo perdido y del daño sufrido. Todos unidos ligamos el último ponche del no hit no run de Johan Santana, un solo grito de gol se oyó al lado de Salomón Rondón, después de igualar a los charrúas en el centenario.
Muchas veces hemos dicho que ese es el país que queremos. La experiencia de Mandela ya lo demostró y logró la reconciliación de una herida Suráfrica, utilizando al Rugby como herramienta.
La tragedia del odio y la división comenzó en 1998, cuando Chávez lanzó el anzuelo de la polarización y junto a Salas Romer muchos tomaron la carnada.
Ya por esos días se temía que las instituciones y estructuras de la nación y del Estado, se comprometieran tal como lo están en la actualidad. Hoy urge un clima de paz, de respeto a la libertad y a los derechos fundamentales de todos los venezolanos.
En el 2000 un gobierno rojito afianzando la polarización, utilizó a Arias Cárdenas para aumentar más la división de la patria. El odio marcado por los candidatos no tenía nada que ver con la cordialidad que mantienen hoy. En aquella época sus recriminaciones trajeron de vuelta los recuerdos de “frijolito” vs Chávez.
Arias se vendía como el gran consenso nacional, mientras Chávez llamaba traidor a su amigo del alma, advirtiendo a los venezolanos sobre lo vende patria que “era” el ex gobernador del Zulia. Hoy todos sabemos lo variable que son sus posturas, luego de arrepentirse ante el hegemón admitiendo sus errores, logrando así el perdón que lo llevó a la ONU, y que lo mantiene en su curul.
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Por supuesto no todo termina ahí, en el 2006 luego de la travesía de la oposición que pasó por la complejidad de parir un candidato entre Julio Borges, Teodoro Petkoff y Manuel Rosales. El chavismo unió al ganador Rosales con la imagen de Bush, mientras vendían como panacea el socialismo del siglo XXI. Así transcurrió un nuevo capítulo de la polarización nacional.
Ahora en el 2012 luego de tantos combates, cuando la pobreza crece y se convierte en el problema más grande de todos. Ahora cuando la inseguridad ataca sin compasión a unos y otros sin importar tinte político. Ahora que los servicios públicos evidencian el atraso nacional. Ahora que Chávez luce enfermo y con evidencias claras de fracaso en su gestión, surge la unidad y reconciliación como un antídoto para el odio y la polarización.
A diferencia de los hechos relatados, esta vez Chávez polariza contra una Venezuela unida mas allá de los partidos, su desgastado discurso ideológico se confunde con una gestión llena de ineptitud, la gente solo quiere paz, bienestar y progreso.
Capriles cuenta con los votos opositores, la experiencia indica claramente que no es suficiente. Muchos en el chavismo, comienzan a darse cuenta que es momento de cambiar. La alternativa democrática abre sus puertas, regresen que todos somos necesarios. Unidad y reconciliación es la consigna.
Por: Felipe Mujica / @FelipeMujica