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Lo que motivó la aclaración del Vaticano fue la reciente publicación del contenido de la charla que el Papa mantuvo a fines de noviembre con los Superiores Generales de las Congregaciones Religiosas, durante la cual, en referencia a los nuevos desafíos de la Iglesia en materia de Educación y de transmisión del mensaje evangélico, puso el ejemplo de una niña criada por una pareja lesbiana.
En declaraciones a Radio Vaticana, el padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede, consideró que la «distorsión» de las palabras de Francisco era «más que evidente», en especial en los medios italianos, dijo, y denunció la «instrumentalización» en momentos en que el reconocimiento de las parejas homosexuales está en la agenda del debate actual en ese país.
Lo que dijo el Papa
En su diálogo con los superiores generales, el Papa estaba haciendo referencia a los desafíos educativos que enfrenta la Iglesia ante la cantidad creciente de niños hijos de parejas divorciadas. El educador debe estar a la altura de las personas que educa, interrogarse sobre «cómo anunciar a Jesucristo a una generación que cambia», dijo Francisco. Fue en ese contexto que citó una experiencia vivida en Buenos Aires en relación con la preparación necesaria para la educación de niños y adolescentes que viven en situaciones complejas, sobre todo del punto de vista familiar.
Textualmente dijo: «Recuerdo el caso de una niña muy triste, que al final confió a la maestra el motivo de su estado de ánimo: ‘La novia de mi mamá no me quiere’. El porcentaje de los niños que estudian en las escuelas y que tienen padres separados es elevadísimo. Las situaciones que viven hoy plantean, por lo tanto, nuevos desafíos para nosotros, a veces son incluso difíciles de comprender. ¿Cómo anunciar a Cristo a estos chicos y chicas? ¿Cómo anunciar a Cristo a una generación que cambia? Es necesario estar atentos a no suministrarles una vacuna contra la fe».
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El sólo hecho de que le Papa usara como ejemplo del malestar de los hijos de padres separados o de familias recompuestas el caso de la niña de una pareja lesbiana bastó para que se interpretara como el anuncio de una apertura hacia este tipo de situaciones.
Algunos medios italianos titularon: «El Papa, abierto a las parejas gay».
En su intervención, el padre Federico Lombardi precisó que Francisco se estaba refiriendo al «sufrimiento de los niños» que viven fuera de la familia tradicional y nada más.
Reduccionismo en la interpretación
Fuentes vaticanas lamentaron que cada vez que un papa se refiere a la homosexualidad sus expresiones son interpretadas de modo reduccionista. Por lo general, además, cualquier referencia al tema, opaca todo lo demás. El documento que da cuenta de esta reflexión del Papa sobre una niña afectada por su situación familiar tiene 15 páginas y alude a muchos otros temas de fondo tratados en esa reunión.
Algo parecido pasó cuando en el viaje de regreso de la Jornada Mundial de la Juventud en Río, a finales de julio pasado, Francisco dijo a los periodistas que viajaban con él: «Si una persona es homosexual y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?» Muchos medios eliminaron el «busca al Señor» con lo cual la frase adquiría otras connotaciones.
En septiembre de este año tendrá lugar en Roma un sínodo, una asamblea de obispos, sobre la familia. Convocado por Francisco, ya genera expectativas de que introduzca algunos cambios en la doctrina de la Iglesia en la materia. Sin duda, se tratarán las «novedades» que la sociedad civil ofrece y los desafíos que representan. Puede esperarse una mirada compasiva hacia aquellas, lo que no implica aprobación.
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En su aclaración, Lombardi dijo que se estaban «forzando» las palabras de Francisco «de manera evidente», tanto «que en ciertos casos parece una instrumentalización».
¿Una lectura al revés?
«En la conversación con los superiores religiosos, el Papa reflexiona sobre la situación en la que se realiza la educación de los niños y de los jóvenes, la cual es muy diversa que en el pasado, porque muchos de ellos viven en situaciones familiares difíciles, con papás separados, nuevas uniones anómalas, a veces también homosexuales, etcétera», indicó Lombardi.
Y agregó que «la educación y el anuncio de la fe naturalmente no pueden prescindir de esta realidad y se debe estar atento al bien de las nuevas generaciones, acompañándolas con afecto, justamente a partir de la situación concreta de ellos, para no provocar reacciones negativas que no los dispongan a acoger la misma fe».
«Hablar de ‘apertura de las parejas gay’ es paradojal, porque las palabras del Papa son genéricas, y hasta el pequeño ejemplo concreto hecho por el Papa sobre una niña triste porque la novia de su mamá no la quería, justamente se refiere al sufrimiento de los hijos…», señaló, insinuando incluso en las palabras de Francisco un significado opuesto al que fue mayormente leído.
«El Papa no se había expresado para nada sobre un debate que se ha reabierto en Italia un mes después» dijo Lombardi, en referencia a la polémica en torno al reconocimiento de las parejas homosexuales. «Quien se acuerda de las posiciones por él manifestadas en la Argentina en ocasión de debates análogos sabe bien que eran absolutamente diversas de las que algunos ahora intentaron subrepticiamente atribuirle», concluyó Lombardi, en referencia a las opiniones hechas por el entonces cardenal Jorge Bergoglio cuando el gobierno argentino promovió la llamada Ley de Matrimonio Igualitario. Un debate que, recordemos, hizo del hoy papa Francisco el blanco de una catarata de agresiones y descalificaciones, de las cuales nadie desea hacerse cargo hoy.
[Fuente: derf.com.ar]