“El gran mentiroso” por Gustavo Azocar Alcalá - Lea Noticias

“El gran mentiroso” por Gustavo Azocar Alcalá

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Mi abuela Julia siempre me lo decía: la mentira tiene patas cortas, y por esa razón, siempre la verdad la alcanza. Hugo Chávez tiene 20 años cayéndonos a mentiras. Desde febrero de 1992 cuando se atrevió a dar un Golpe de Estado, atentando contra la vida de inocentes personas, el teniente coronel se acostumbró a mentir.

Chávez ha hecho de la mentira una forma de vida. A sabiendas de la frágil memoria que caracteriza a la gran mayoría de los venezolanos, el Jefe de Estado se ha acostumbrado a mentir sin ruborizarse. Sólo hay que detenerse a observar Aló Presidente durante unos cinco minutos para darse cuenta de la cantidad de mentiras que este hombre es capaz de decir delante de una cámara.

Hay sistemas de gobierno, donde la mentira está penalizada. Sistemas de gobierno donde mentir es un delito. En la Venezuela de Chávez ocurre todo lo contrario: aquí decir mentiras es una ley. Quien no sepa decir mentiras no puede estar en el gobierno. Mentir es una condición sine qua non para optar a ser ministro por ejemplo. Chávez ha hecho de la mentira una virtud. Mientras mejor sea la mentira, más posibilidades hay de escalar puestos en la revolución.

Un ejemplo palpable de lo que significa mentir para este gobierno lo constituye el tema de la enfermedad del Presidente. Desde un primer momento lo que se ha hecho es mentir, mentir y mentir. Un gobierno serio y responsable habría informado a su pueblo, desde las primeras de cambio, y con lujo de detalles, en torno a los males que aquejaban al Jefe de estado. El gobierno de Chávez hizo todo lo contrario: lo ocultó hasta que ya no pudo aguantar más.

Chávez no quería informar nada sobre su enfermedad. Los rumores respecto al cáncer que aqueja al Jefe de Estado circulan desde el año 2009. Fue una complicación, ocurrida en La Habana, en Junio de 2011, lo que lo obligó a cambiar los planes. Cuando sus médicos le informaron que debían operarlo, el Presidente optó por hablarle al país y confirmar lo que ya se decía en cada pasillo del Palacio de Miraflores.

Contrariamente a la manera de actuar de Hugo Chávez, aquí el único que dijo la verdad fue Salvador Navarrete: al Presidente le quedan poco menos de 2 años de vida. Ya todos sabemos lo que pasó con el médico. Debió abandonar el país y poner los pies en polvorosa porque en Venezuela, decir la verdad, es un delito.

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Aunque trate de disimularlo, con cadenas de radio y tv todos los días, con discursos de 9 horas en la Asamblea Nacional, y Consejos de Ministros televisados donde algunos actores se duermen delante de las cámaras, el Presidente Hugo Chávez sabe desde hace bastante tiempo que su enfermedad es grave.

Chávez no lo admite, pero ejecuta acciones y adopta decisiones que constituyen un claro mensaje de que las cosas no andan muy bien. Una de las primeras decisiones adoptadas por el oficialismo, como consecuencia de la enfermedad que afecta al Presidente Chávez fue el adelanto de la fecha de las elecciones presidenciales para el 7 de octubre de 2012. Las presidenciales por lo general siempre se realizaron en diciembre, pero esta vez, de manera inexplicable, el CNE las adelantó 2 meses y postergó para abril de 2013 los comicios municipales. Navarrete lo dijo muy claro: el adelanto de las elecciones guarda relación con el cáncer de Chávez.

Otra decisión que, indudablemente tiene que ver con la enfermedad que aqueja al Jefe de Estado fue el nombramiento de Diosdado Cabello en la Presidencia de la Asamblea Nacional. El oficialismo quiere cubrir todos los huecos. La presencia de Cabello en la AN es para allanar una posible vacante presidencial, evitando que el gobierno caiga en manos de algún diputado blandengue o de alguien que no esté lo suficientemente comprometido con lo que algunos llaman “el proceso”.

La designación de Henry Rangel Silva al frente del Ministerio de la Defensa es otra decisión que tiene que ver con el mismo escenario. Chávez coloca al frente de las Fuerzas Militares a un oficial comprometido cien por ciento con su revolución. Aquí no se trata de defender la institucionalidad. Se trata de defender a Chávez. Rangel Silva fue el mismo oficial que dijo con su cara muy lavada, que las Fuerzas Armadas no reconocerían a otro Comandante en Jefe que no fuera Hugo Chávez.

Mientras escribo esta columna, se genera un debate interesante: hay rumores de que el CNE podría cambiar la fecha de las elecciones presidenciales. Chávez será operado una vez más en La Habana. De los resultados de la operación dependerá que haya elecciones el 7 de octubre. Ya lo decía mi abuelita: la mentira tiene las patas cortas.

Por Gustavo Azocar Alcalá

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