El Comandante Naval Michael Ward fue separado de sus funciones al frente del Pittsburgh, una semana después de tomar el mando de ese submarino.
Según los investigadores, Ward había mandado un mail a su pareja con un nombre ficticio en Julio, en el que le informaba sobre la muerte inesperada del Marino.
Jennifer Cragg, vocera del grupo en el submarino, aseguró que Ward había recibido una carta en el que se lo notificaba de una sanción por adulterio y otras conductas que representan violaciones al Código Criminal Militar, y un telegrama de despido de la Marina.